25/12/10

La Noche Justo Antes de los Bosques

Versión Libre del Teatro de Los Oficios
Una metáfora, una puesta, una estética


“La Noche Justo Antes de los Bosques” es uno de los textos representativos del universo teatral del dramaturgo francés Bernard-Marie Koltés, escrito en el año 1976. El propio Koltes dirigió esta pieza en 1977 que luego fue llevada a escena con creciente éxito en todo Europa y posteriormente en Latinoamérica, como un clásico de la dramaturgia contemporánea.

La obra concebida por Koltes como un Pre-texto, es un largo monólogo, una autentica voz poseída de mascaras, sensaciones, paisajes e historias múltiples, una sobrecogedora y descarnada reflexión sobre la soledad, la incomprensión, la dificultad para lograr una verdadera comunicación. También sobre la exclusión, sobre la inmigración y sus consecuencias en el individuo y en la sociedad, temas múltiples que no puede ser más actuales, pese a que la obra tiene ya más de treinta años de haber sido escrita.

La versión libre del Teatro de Los Oficios, una atrevida y radical adaptación dramatúrgica del Pre-texto original, abre puertas creativas a una singular imaginería narrativa y espectacular, a la aventura de un encuentro terrible con la otredad, a la incertidumbre del espíritu humano colmado de ser, al grito existencial de una soledad que se sabe excluida y extranjera, al temblor manifiesto en el deseo entrañable de un individuo alucinado por un abrazo extraviado, a una puesta escénica subjetiva y sugerente, a una metáfora actoral tridimensional y simultanea y una poética experimental y bestial.

El Espacio
Una calle surreal y limbotica es el espacio detonante y acorralado. Dos bancos de parque se imponen simbólicamente en la acción como el lugar deseado, el sitio imposible del encuentro, la habitación de hotel solo por un rato, la lúgubre estación donde protegerse de la lluvia y los delincuentes, el lavado, los cafés, los puentes, las puertas, los balcones y todos los espejos sórdidos de la ciudad.

La luz azul, siempre azul, filtra los matices simbólicos de los estados sensoriales y estadios emocionales de los personajes, unas veces como soporte dialógico de la trama y enlace narrativo del conflicto, otras como un recurso técnico-plástico manipulado por los propios actores en la acción.

Los Espectadores
Los espectadores determinarán -cual cómplices cautivos- ser testigos de un espacio sitiado por dos gradas frontales, resistiéndose a ceder ser presas -objeto-sujeto- en una temporalidad perceptual “promiscua”, pues se contemplaran unos frente a otros, en una impronta lúdica y agónica de espejo.

Pre-texto
La naturaleza representacional del Pre-texto que originalmente sería interpretado por un solo actor, aquí es colocado en una estrategia simultanea corporizado por tres actores, la dramaturgia textual está articulada en tres voces; cual celaje o encuentro de otredades, fraccionada en tres universos independientes que se fusionan emocional y existencialmente en un mismo personaje, proponiendo la impronta de un ejercicio de lectura actoral y un decir interpretativo que nos revela el desdoblaje paradojal de un personaje en tres actores, codificando un comportamiento gestual extracotidiano descarnado, el grito de sus ecos en celaje dinámico y bestial, en un terrible y desconcertante encuentro y desencuentro de sus otredades.

Los Actores
Entregados a un riguroso proceso de entrenamiento, investigación y estrategias creativas, los actores asumen por vías múltiples el reto de conceptualizar, crear y codificar nuevos cuerpos actorales que le permitan expresar y comunicar una poética teatral experimental, donde el discurso estético de la puesta escénica expone en un dialogo orgánico y cercano y verosímil.

En la puesta en escena los tres actores aparecen sucesivamente articulando una espacialidad de acciones que irán revelando la extraña representación de un mismo personaje: El Ejecutor, cada uno asumiendo una entidad entrañable, mutable y aleatoria en una misma voz ahogada por el deseo y enferma de soledad.

El Personaje

Yo, Tú y Otro, son los personajes que detonan y encarnan un individuo cualquiera que corre desesperado en una calle solitaria, atrapado bajo el frio implacable de la lluvia, con la noche a cuestas como único abrigo, con la necesidad indescriptible de encontrar un amigo y gritarle en un solo abrazo su deseo de vivir, lejos de la fábrica, sin sentirse excluido y extranjero.

El Ejecutor es un personaje en fuga, frágil-fragmentado-múltiple-fabulado-fusionado- en una dinámica atomizada por su imposibilidad de situarse en un entorno vital en donde solo el deseo se le agolpa en añoranza y hostilidad.

Migue Ramiréz


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